Ocho


Tarde de siesta y calor,
ella,
toda humedad,
respiración entrecortada,
Pide amor y más amor.
El, temeroso
ante la voluminosidad,
estudia,
proyecta como abordarla,
como escalarla,
harto de tanta grasa y músculo.
Pero ataca
porque es su deber,
pereciendo ,en ese alud,
con la ballesta quebrada,
entre sus apergaminadas carnes.
Una vez mas,
el papel pudo a la pluma.

No hay comentarios: